Sin embargo, a veces estos cánticos se desviaban de hoy llamaríamos ‘políticamente correcto’.
Los canadienses trajeron alguna canción que parecía escrita por el enemigo (fascista, para más señas), y no dejó de provocar preocupación, y seguro que algún dolor de cabeza, entre los comisarios políticos de la Brigada.
Oh, I wanna go home
I don’t wanna die
Machine guns they rattle
The cannons they roar
I don’t wanna go to the front any more
Oh, take me over the sea
Where Franco can´t get at me
Oh! My! I’m too young to die
I wanna go home!
Oh, quiero irme a casa
No quiero morir
Las ametralladoras traquetean
Los cañones rugen
No quiero ir al frente nunca más
Oh, llévame sobre el mar
Donde Franco no me alcance
¡Oh! ¡Dios! Soy demasiado joven para morir
¡Quiero irme a casa!
¡¡Quién diría que los que lo cantaban eran voluntarios!!
No es de extrañar que los comisarios políticos de la brigada se volvieran locos tratando de impedir su canto.
Ya no es que tuvieran que mantener la moral de la tropa o aleccionar a la soldadesca. Ahora también les tocaba en batallas perdidas. Coma la de la SGAE contra eMule.
Lo cierto es que era una canción que los canadienses cantaban en la I Guerra Mundial, y que sus brigadistas habían adaptado a nuestra contienda.
No parece que tuvieran mucho éxito tratando de prohibirla.