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En la Guerra se pasó de tener todas las luces encendidas continuamente, a no encender ni un farol.

Al principio, en la zona leal a la República era común que cada noche las ciudades estuvieran resplandecientes como un arbol de Navidad, con todas las luces funcionando. Del alumbrado público y de los hogares. En todas las habitaciones. Como si no costara.

El no hacerlo podía hacer que el propietario de la vivienda recibiera la visita inesperada de un grupo de milicianos.

Estos temían que en las sombras de las habitaciones oscuras se ocultaran los 'pacos' (francotiradores) que los acechaban cada noche.

Con el tiempo, la costumbre cambiaría.

El miedo sería otro. Los bombardeos. Entonces lo que se buscaba era no dar una referencia a los aviones sobre donde soltar sus bombas. Así, las ciudades republicanas susceptibles de ser bombardeadas, se sumían en la oscuridad al caer la noche.

Incluso los vehículos, aquellos que tenían permiso para circular de noche, lo hacían con la luces apagadas o con los faros medio tapados.
Teruel pasó a la historia de la Guerra Civil tanto por ser la única capital de provincia conquistada por las tropas republicanas como por las condiciones climáticas en que se desarrolló la batalla, en la cual se llegó a temperaturas de -20ºC

El campo de batalla parecía un paisaje siberiano.

El sufrimiento para los soldados fue terrible ya que no estaban equipados para un frío tan intenso. Faltaban mantas, capotes, abrigos, botas… De hecho, muchos de ellos no calzaban más que alpargatas. Las armas ‘quemaban’ en las manos desprotegidas de los infantes.



En poco tiempo comenzaron a producirse gran número de bajas. Eran casos de congelación en distinto grado que afectaban sobre todo a los miembros inferiores. Aquí se acuñaría el término ‘Pies de Teruel’ para referirse a los pies congelados y que en muchos casos no tenía otro tratamiento que la amputación.

La falta de ropa fue más acusada en el bando Nacional. Las madrinas de guerra se esforzaban en tejer jerseys que mandar al frente para paliar la situación de los combatientes.

El alcohol y los problemas muchas veces vienen de la mano. Así fué para Barney Shields, un brigadista británico que se entregó a los placeres del vino de Mondejar, pueblo en el que estaba acantonado su batallón.

A pesar de estar ebrio le asignaron una de las guardias nocturnas del cuartel.

Cuando patrullaba, se dio cuenta de que Walter Tapsell, el comisario del batallón al que muchos aborrecían por su dureza y disciplina, había dejado sus botas altas de cuero fuera de su habitación.

Es dificil resistirse a una tentación así, y más con la vejiga llena de vino. De manera que se alivió en ellas. Y con una sonrisa de oreja a oreja, supongo.

A la mañana siguiente el comisario metió el pie hasta el fondo. Como era de esperar, la 'broma' no fué de su gusto, así que mandó a Shields a una celda de castigo.

Aunque este no debió sufrir mucho durante su estancia, ya que sus compañeros de batallón le pasaron botellas de vino a traves de los barrotes. Ya se sabe que las 'penas con pan (en este caso vino) son menos'


Homage to Caledonia: Scotland and the Spanish Civil War
Daniel Gray,

Luath Press, Agosto 2009
Con el fracaso del golpe de Estado, los partidos y sindicatos se organizaron para defender a la República, creando sus milicias.

Con la disolución del Ejercito se desecho todo lo que él implicaba; como el uniforme.

Lo apropiado era el mono azul de trabajo de los obreros, que pasó a convertirse en uniforme oficioso de las recién formadas milicias.

Todos lo vestían: milicianos, jefes, ayudantes...... e incluso el Presidente del Gobierno, Largo Caballero.

En sus visitas a las posiciones de la Sierra o Toledo se le podía ver vestido como un miliciano más, con su mono y sombrero de tela. Atrás quedaba el traje.

Por esto se ganó el apodo de 'El pavero', porque más que un miliciano parecía un vendedor de pavos.




Un día voy a tener que fusilarte. Esto fue lo que, en medio de una discusión a raíz de la Revolución de Asturias, Franco dijo a su primo Ricardo de la Puente Bahamonde. Y lo cumplió.

La sublevación triunfó rápidamente en el Protectorado Marroquí, y fueron muy pocas las unidades u oficiales que se mantuvieron leales al Gobierno Republicano.

Entre ellos estaba el Comandante Ricardo de la Puente, primo hermano de Franco, que organizó la defensa del Aeródromo de Sania Raniel, donde esperaba recibir la ayuda que le habían prometido desde Madrid.



Tras un asedio de pocas horas, Ricardo comprendió que dicha ayuda no iba a llegar y, tras inutilizar los aviones disponibles en el aeródromo, decide rendirse para evitar un derramamiento de sangre inútil.

Poco después aterrizaría en ese mismo aeropuerto propio Francisco Franco, a bordo del Dragon Rapide.

Se les encarcela en la fortaleza del Monte Hacho, de Ceuta, donde el 2 de Agosto se celebra el Consejo de Guerra donde se acusa al Comandante de traición por no secundar el alzamiento.

Es condenado a muerte.

Al día siguiente se envió esta sentencia a Franco para que, como máxima autoridad, se diera por enterado y la ratificara o aprobara el indulto. Este indulto podría ser interpretado como signo de debilidad, pero tampoco quería firmar la sentencia de un familiar querido. Por esto delegó en el General Orgaz, que la rubricó.

El Comandante de la Puente Bahamonde fue fusilado el dia 4 de Agosto de 1936 en los muros de la fortaleza donde estaba prisionero.

Como lo oyes. Murcia fue independiente (o casi) y tuvo su propia república. Solo que no estaba en Murcia, sino en Barcelona.

A primeros de Mayo del 37 presenció el enfrentamiento armado entre diversos sectores repúblicanos. De una lado los anarquistas y los troskistas del POUM; y del otro la Generalitat, apoyada por le ERC y el PSUC.

Rafael Miralles, en su libro 'Memorias de un Comandante Rojo' narra un hecho curioso que se dió en una barriada controlada por los anarquistas:

El día 4 algunas barriadas barcelonesas se hallaban en manos de la F.A.I. Tal ocurrió en Sants, donde los ‘bakunistas’ se habían apresurado a proclamar el comunismo libertario y a la entrada de la cual, frente a la misma Plaza de España, ondeaba un gigantesco cartel con esta leyenda: ‘República Independiente de Murcia. Aquí termina Cataluña. Prohibido hablar en catalán. 
 La explicación de esto era que los anarquistas de cataluña no eran catalanistas/independentistas, lo que les tenía enfrentados a la ERC y al Gobierno Catalán. De hecho les llamaban 'murcianos', nombre despectivo que se daba al no nacido en Cataluña, ya que se decía que la mayoría de sus miembros había llegado de dicha región en los años 20 *

Seguro que alguno pensó, si somos 'murcianos'........ vamos a proclamar nuestra república. Tuvo una vida breve. Eso sí.

* Lo cierto es que el anarquismo barcelonés se consolidó con la inmigración interior, sobre todo de Lérida.
Ya conocemos el dicho: ‘Más vale una imagen que mil palabras’. Y estas mil palabras son aún menos efectivas si el destinatario de las mismas no sabe leer. Cosa muy común en las trincheras de la Guerra Civil.

Tal vez más acusado en las del lado Republicano, ya que sus voluntarios provenían de las clases más bajas, y habían tenido menos acceso a la cultura.

Este analfabetismo era un problema, porque un soldado inculto tiene más dificultad para entender las órdenes, para aprender el manejo de un arma, para tomar el mando, etc.

Para comunicarse con estos soldados el Comisariado General de Guerra creó una tira cómica donde se describían las ‘azañas’ del soldado Canuto. El prototipo de lo que no debe ser o hacer un soldado. Un antihéroe. Se pretendía así que los soldados hicieran lo contrario a lo que se caricaturiza para no caer en ridículo delante de sus compañeros.



A través de estas historietas, el Comisariado daba consejos sobre la vida militar, compañerismo, el juego, disciplina, sexualidad, etc.

Solían ser de una página con los textos al pie redactados en verso:

Canuto retorna al frente y sigue tan imprudente.
Pues, a su sector llegado y una baraja ha sacado.
Logra formar enseguida una importante partida.
Se juega con gran fruición hasta la respiración.
A Canuto le han ganado y encima quedó entrampado




A este grito (y ondeando la bandera tricolor) se rebelaron algunos militares en Julio del 36. Destacados generales, como Mola o Queipo de Llano, eran fervientes republicanos.

De hecho, Queipo de Llano era consuegro de Niceto Alcalá Zamora, que había sido Presidente de la República hasta poco antes de la guerra.

Por otro lado, el General Mola casi tiene que abortar la sublevación cuando los Carlistas amenazaron con retirar su apoyo a la sublevación si esta no se hacía bajo la bandera roja y gualda.

El Teniente Coronel Juan Yagüe, que era falangista, también cerró con un ‘Viva la Republica’ su arenga a los legionarios que participaron en la toma de Badajoz:

"Merecéis el triunfo porque frente a los que saben odiar, vosotros sabéis amar y cantar y reír. Allá lejos está Madrid, legionarios, y allí llegaremos todos, porque para guiar nuestros pasos en la lucha resucitarán los que aquí cayeron, luchando por España ¡Legionarios de la 16 Compañía: Qué pocos habéis quedado y que orgulloso me siento de vosotros! Gritad conmigo: Viva España, viva la República, viva el Ejército"

La bandera de la República fue oficial hasta mediados de Agosto, cuando se estableció la bicolor como la bandera de la España Nacional.

Los gritos de ‘Viva la República’ en los primeros momentos del ‘alzamiento’ contrastan con los vivas a España que daría en el Madrid republicano la Junta de Defensa del Coronel Casado durante los últimos días de la guerra.
Mientras que la gente (y tropa) de ambas zonas se jugaba la vida para pasarse al otro lado, a los miembros de la 43 División del EPR se lo pusieron más fácil: ¿Tú con quién quieres irte, con Franco o con la República?

Ante el empuje del Ejercito Nacional en el Alto Aragón, que provocó el hundimiento del frente de Huesca, la 43 División del Ejército Popular quedó copada en la zona de Bielsa, con la frontera francesa a su espalda, como única vía de escape.

Después de dos meses de tenaz resistencia, y viendo que la lucha era insostenible, no tuvo otra opción que cruzar la frontera.

Allí, las autoridades francesas preguntaron uno a sus miembros que a donde querían ser repatriados: a la España Nacional o a Cataluña.

Poco más de 400 optaron por ir a la zona franquista. Más de 6.000 prefirieron seguir luchando del lado republicano en una guerra que casi tenían perdida. No les faltaba compromiso.

Fueron recibidos como héroes y puestos como ejemplo del lema de Negrín: Resistir es vencer.

Esto de que la prensa manipule para arrimar el ascua a su sardina no es cosa reciente. Durante la Guerra Civil los medios de comunicación se convirtieron en medios de propaganda. Ya digo; casi como ahora.

Solo se relataban victorias gloriosas o “retiradas estratégicas”. Todo bueno. Había que mantener la moral en la retaguardia.

Por este motivo no es de extrañar que algunas veces se “adornara” la realidad.

Por ejemplo. A finales Julio del 36 moría en el frente aragonés Antonio López Raimundo, miembro de la JSU y presidente de la Federación de Banca y Bolsa; que se había unido a las columnas que partieron de Barcelona hacia Zaragoza.

La presa catalana relata el hecho ensalzando la actuación del fallecido.


(La Vanguardia, 24 Julio 36)


(Treball, 24 Julio 36)

Sin embargo la realidad era otra bien distinta.

El joven socialista, siguiendo órdenes del partido, se había unido a las columnas de milicianos que se organizaron para conquistar a Zaragoza. Le habían encomendado organizar el Cuartel General de las milicias antifascistas en Barbastro, por lo que llevaba una cartera con una gran cantidad de dinero para pagar a la tropa.

A la entrada esta población su vehículo fue detenido en un puesto de control de la FAI. Los anarquistas, al ver a López Raimundo bien vestido con traje y aspecto burgués pensaron que se trataba de un ‘fascista’ que pretendía escapar a la zona nacional (aún no había líneas de frente definidas). Esta sospecha se agravó cuando le arrebataron la cartera y vieron el contenido.

Antes de que pudiera dar explicación alguna uno de los milicianos disparó a López Raimundo.

Mientras, sus compañeros se defendían con sus pistolas tratando de hacer ver a los anarquistas el error que habían cometido.

Está claro que una lucha entre socialistas y anarquistas no era algo que se necesitara saber en la retaguardia. Así que mejor inventarse una historia que ensalce la figura del fallecido.

Su entierro fue multitudiario. No es de extrañar. Se trataba de un héroe.

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La utilización de cascos en la Guera Civil no fue total. Dabido a la escasez de petrechos estos no llegaron a todos los combatientes. Es más, algunos soldados los desechaban y preferian, por comodidad, mantener sus gorrillos o gorras.

Esta dificultad de conseguir pertrechos hizo que se utilizaran cascos de multitud de procedencias: españoles, checos, franceses, rusos (de calidad infame), italianos, alemanes, etc.

Tal vez esta escasez de proteccion se debiera a que los cascos con agujero de bala eran de dificil 'reciclaje'. Los soldados los desechaban. Pero no porque pensaran que traian mala suerte, sino porque no se podia hacer cafe en ellos.

Lo mismo pasaba con los checos o franceses, ya que tenían agujeros para el sudor.

¡Es que sin café no se puede hacer la guerra!