El alcohol y los problemas muchas veces vienen de la mano. Así fué para Barney Shields, un brigadista británico que se entregó a los placeres del vino de Mondejar, pueblo en el que estaba acantonado su batallón.
A pesar de estar ebrio le asignaron una de las guardias nocturnas del cuartel.
Cuando patrullaba, se dio cuenta de que Walter Tapsell, el comisario del batallón al que muchos aborrecían por su dureza y disciplina, había dejado sus botas altas de cuero fuera de su habitación.
Es dificil resistirse a una tentación así, y más con la vejiga llena de vino. De manera que se alivió en ellas. Y con una sonrisa de oreja a oreja, supongo.
A la mañana siguiente el comisario metió el pie hasta el fondo. Como era de esperar, la 'broma' no fué de su gusto, así que mandó a Shields a una celda de castigo.
Aunque este no debió sufrir mucho durante su estancia, ya que sus compañeros de batallón le pasaron botellas de vino a traves de los barrotes. Ya se sabe que las 'penas con pan (en este caso vino) son menos'
Homage to Caledonia: Scotland and the Spanish Civil War
Daniel Gray,
Luath Press, Agosto 2009
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