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La vida de las trincheras no era todo lucha o matar piojos. Un pasatiempo común era el canto. Entre compañeros o de una trinchera a otra.

Sin embargo, a veces estos cánticos se desviaban de hoy llamaríamos ‘políticamente correcto’.

Los canadienses trajeron alguna canción que parecía escrita por el enemigo (fascista, para más señas), y no dejó de provocar preocupación, y seguro que algún dolor de cabeza, entre los comisarios políticos de la Brigada.

Oh, I wanna go home
I don’t wanna die
Machine guns they rattle
The cannons they roar
I don’t wanna go to the front any more

Oh, take me over the sea
Where Franco can´t get at me
Oh! My! I’m too young to die
I wanna go home!



Oh, quiero irme a casa
No quiero morir
Las ametralladoras traquetean
Los cañones rugen
No quiero ir al frente nunca más

Oh, llévame sobre el mar
Donde Franco no me alcance
¡Oh! ¡Dios! Soy demasiado joven para morir
¡Quiero irme a casa!

¡¡Quién diría que los que lo cantaban eran voluntarios!!

No es de extrañar que los comisarios políticos de la brigada se volvieran locos tratando de impedir su canto.

Ya no es que tuvieran que mantener la moral de la tropa o aleccionar a la soldadesca. Ahora también les tocaba en batallas perdidas. Coma la de la SGAE contra eMule.

Lo cierto es que era una canción que los canadienses cantaban en la I Guerra Mundial, y que sus brigadistas habían adaptado a nuestra contienda.

No parece que tuvieran mucho éxito tratando de prohibirla.
Pues que le han impuesto una multa de 100.000 Pesetas. Y eso, antes y ahora, es un pico.

Regla número uno del buen golpista: ser optimista. Creer en la victoria, sean cual sean los recursos. Arrimar el hombro, aunque este sea noble.

Este debió ser el pecado de la Marquesa de Casa Padilla. En los primeros días del movimiento salvador de España (bonito eufemismo para golpe de Estado) se dedicó a propagar noticias ‘falsas’ y alarmistas.

Al menos este es el delito del que la encontró culpable la autoridad militar de Córdoba en Agosto de 1936. (1)

Me imagino a la mujer, comentando a sus amigas, entre rosario y rosario, que ha oído en la radio que todas las capitales importantes han quedado del otro lado, que la producción industrial también está en la zona leal, que las columnas de Mola se han quedado atascadas en Somosierra, etc.

¡Si es que con gente así no hay forma de ganar una guerra! Lo suyo es fiarse de Queipo. Ese sí que sabe.

Una de las pruebas de cargo fue una radio que ‘solo’ recogía las noticias de Madrid (la tecnología de entonces ya estaba más avanzada que la de ahora). Ante hecho tan acusatorio, solo queda pagar.

(1) ABC de Sevilla Jueves 20 Agosto de 1936
Este es el anuncio que publicaban los de la Juguetería el Siglo a principios del 37 en el periódico de Falange.



Ahí es nada. Proveedores exclusivos de los Reyes Magos.

Seguro que el dueño tenía algún pariente en la Falange, que ya se sabe que tenían mucha mano para conseguir estas cosas. Y Franco, más.
Además de la fregona, el Chupa Chups o el helicóptero, parece que el Cóctel Molotov también fue un invento patrio.

Como en otras ocasiones, nos falló el marketing, ya que le dimos el nombre de ‘bomba de gasolina’; y eso, está visto, no tiene tirón comercial, por lo que nos levantó la gloria el ruso del mismo nombre. Molotov.

Se empezó a utilizar en la Guerra Civil como arma anticarro.

Ante la superioridad de los tanques T-26 soviéticos recibidos por el bando republicano, los nacionales necesitaban una forma de hacer frentes a estos sin exponer sus blindados.

Y en esta labor, cuando todavía no existían unidades antitanques especializadas, se demostró muy eficaz la bomba de gasolina, esto es, el cóctel Molotov. Lanzándolo contra el radiador o las ruedas de goma que sostenían las orugas hacían que dicho tanque quedara inservible.

Inservible para esa batalla, pero de fácil arreglo para la siguiente, ya que el objetivo era capturarlo, no destrozarlo.

De hecho, se ofrecían 500 Pesetas por cada carro capturado.

No es de extrañar que los moros, industriosos como ellos solos, se lanzaran como locos a la captura del blindado. Qué más daba que perdieran la vida en el intento, 100 Duros son 100 Duros, y en el Rif, aún más.

En el libro ‘Las Armas de la Guerra Civil’ (Ed. Quirón) se muestra este informe acerca de este ingenio.

División reforzada de Madrid. – Estado Mayor - Telegrama Oficial. - Navalcarnero. 26 de Enero de 1937. – El General Jefe División Reforzada de Madrid al general jefe del Ejercito del Norte. – Avila – referente a su telegrama de fecha 22, tengo el honor de informar a V.E. sobre el método de lucha contra los tanques sirviéndose de botellas de cristal corriente de un litro de capacidad y una vez llenas se coloca en su gollete un alambre en el que se sujeta una bola de algodón. Llegado el momento del lanzamiento, la bola de algodón se empapa en gasolina y se enciende arrojándose el artefacto contra el cuerpo del carro. – Respecto a distancias de lanzamiento, depende de la habilidad que para ello tenga el tirador. – Asimismo conviene que en el lanzamiento intervengan dos soldados, uno de llos debe ser el encargado de empapar en gasolina el algodón con una botella más chica que lleve, y el otro de la inflamación del algodón y del lanzamiento de la botella. Tambien dan buenos resultados las granadas de mano Laffite contra las cadenas.Transmítase.
El Teniente Coronel Jefe del E.M. – Firma ilegible. - Rubricado